Músico
Considero que todo es importante, de principio a fin. De todo lo que uno hace debe dejar su impronta bien marcada y definida. Uno es lo que hace y ese hacer debe reflejar la búsqueda de la perfección. Es entonces que en el refinamiento de una técnica uno encuentra satisfacción, y así descubre lo que busca.
Desde temprana edad tuve la oportunidad de tocar instrumentos de cuerda, primero el timple de mi abuelo y más tarde la guitarra que me cedió mi hermana. Mi curiosidad e interés por la música, dejaron en los primeros años de mi aprendizaje una marca tan clara que me facilitó en gran media encontrar en la música mi manera de vivir.
En el camino, tuve la suerte de aprender con alumnos, maestros y músicos. Compartí junto a ellos momentos de mutuo aprendizaje y, tanto como los ví llegar, los vi partir. El mundo de la música no es para todos, como no lo es el mundo de cualquier otro arte, técnica o ciencia. Para ser músico uno debe ponerse, aplicarse y dar lo mejor de sí mismo.
Como para cualquier otro camino en el cual uno quiera ser el mejor o destacar, en la música uno debe dejar toda y absolutamente toda su voluntad.
Y así lo hice.
Profesor de guitarra
Vengo desde hace mucho tiempo buscando una forma cabal y dinámica de hacer entender mejor la música. No es fácil encontrar esa técnica generosa y adecuada con cada alumno. En mi temprana experiencia como profesor he comenzado a crear y mejorar con el tiempo una metodología con la que hoy enseño a quienes quieren darme la oportunidad de guiarlos a través de este apasionante camino y que para ellos día a día perfecciono.
Hablar con los alumnos me ha enriquecido tanto como hablar con mis maestros. En muchos casos han venido alumnos que saben ejecutar piezas de manera excelente pero al momento de improvisar o componer algo fallan. Saber analizar componer e improvisar es lo difícil, y es, en la técnica que enseño, lo que de alguna manera más cuido. Intento dar las herramientas para que los alumnos puedan expresar mediante sus guitarras quienes son y lo que quieren decir.
Si en este arte le pudiera dar a algo una mayor importancia, lo sería la composición e improvisación. Componer e improvisar es lo que, a mi manera de entender, nos da la libertad de elegir. Es cierto que no es nada fácil saber interpretar una obra de manera excelente, pero poder
componer algo propio y conocer su armonía y técnica, para después poder moverte libre e improvisar, es el dialecto del músico, es el acento y la manera característica de hacer funcionar su instrumento, es su manera de hablar, nadie habla igual, nadie suena igual y eso es lo que nos distingue.
Un buen improvisador debe adaptarse sin problemas a distintos estilos musicales, conociendo sus características pero sin perder su personalidad propia. Todos podemos aprender las notas y las cuerdas de la guitarra pero ¿porque están puestas de esta manera? ¿Existe alguna lógica en la posición? ¿Es la vibración un resultado mágico o esperado? La importancia de las matemáticas en la música, tanto como el nivel sensitivo del guitarrista, el compromiso y el trabajo ordenado, son los pilares sobre los que me gusta forjar a mis alumnos.
Compositor
En el conocimiento, cuando uno quiere emprender de una manera acabada y total una técnica, se tiene que buscar comprender cada una de las cosas que componen el instrumento o materia que hemos decidido aprender, la guitarra en nuestro caso. Sus partes, la historia, su evolución sus raíces su funcionamiento, no son una parte separada del instrumento o del sonido sino que son más bien, parte de la vibración de cada nota.
El tener contacto con la tecnología es lo que de alguna manera me ha marcado siempre el camino. La grabación es algo que uno no puede dejar de agradecer porque nos da la posibilidad de volver atrás como una máquina de tiempo en la que nos podemos retrotraer para comprender y aprender. Un buen músico, necesitará siempre de una grabadora para conseguir ser un mejor músico.
Por último, arriesgarse. Esa es la clave para salir de esa habitación de una sala de ensayo, para dejar la cueva y salir hacia el escenario. Un músico, un escritor, un pintor o un escultor no es tal hasta que ha mostrado su obra al mundo, sea este un niño, una mujer a la que se le da una serenata, los espectadores de un público o quienes van a comprar un disco.
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